Por: Paty Ángeles
Mi pasado en la escritura es un viaje lleno de altibajos, pero siempre ha dejado huella en mi vida por la pasión inquebrantable por expresar mis sentimientos. Me encanta expresarme mediante cartas e historias, usando mucha creatividad, imaginación y sentimientos. Sin embargo, no siempre me consideré hábil en la escritura ya que se me dificulta la ortografía y la redacción.
Recuerdo cómo mis primeros intentos de escribir eran torpes y absurdos. Las palabras parecían repetitivas y las frases no fluían como deseaba. A menudo me comparaba con mis amigos que eran más talentosos que yo y me sentía desanimada. A pesar de mis errores, continué escribiendo. Cada carta, cada historia, cada página escrita, era un pequeño logro que me motivaba a seguir.
En sexto de primaria empecé a compartir mi trabajo con mi salón y descubrí que no era tan mala como pensaba. Me inscribí en una competencia de oratoria donde tuve que crear mi propio discurso sobre Margaret Thatcher, y gracias a mi esfuerzo quedé en segundo lugar. Luego participé en otra competencia de escritura de libros con la temática del peligro del internet. No tuve un buen resultado ya que la competencia se canceló, pero nunca perdí la esperanza.
La escritura ha sido una gran parte de mi vida, aunque no siempre he destacado en ese ámbito. Mis escritos me han ayudado a mejorar en varios aspectos, y a sentirme mejor conmigo misma, para mí es como un talento oculto al que le falta una pulida.