Ma. José Yáñez Sánchez
06 may 2024
La escritura y yo
Mi historia con la escritura comenzó desde muy pequeña, siempre he sido una persona muy observadora y me gusta ver a los demás haciendo cosas que yo no sé...
Mi historia con la escritura comenzó desde muy pequeña, siemprehe sido una persona muy observadora y me gusta ver a los demáshaciendo cosas que yo no sé, disfruto aprender para mejorar en loque hago. Cuando veía a alguien de mi familia escribir, yo tratabade imitarlos para que también pudiera hacerlo. Por mucho tiempome la pasaba intentándolo, pero sólo hacía garabatos hasta quellegó el momento de que me enseñaran a escribir; ahí fue cuandocomencé.Como mi mamá es terapeuta de lenguaje y aprendizaje, en suoficina había un libro mágico, en el que me podía pasar horas yhoras intentando perfeccionar mi letra, también ayudaba a mihermana a hacer los trazos y trabajos manuales que le dejaban,por lo que, según mi mamá, desarrollé una buena coordinaciónfina, además de una gran creatividad. Más adelante comencé aescribir una historia inspirada en una de mis caricaturas favoritaspor lo que tenía personajes parecidos a Hora de aventura, pero nosabía muy bien cómo hacer que mis personajes hablaran entreellos, entonces era más bien una historia contada por alguien más.Después de muchos años, en la escuela comencé a escribircuentos para mis tareas de Español, pero no fue sino hasta hacedos años que en verdad lo disfrutaba, y de repente, el coordinadorde la materia me dijo que uno de los cuentos que “había escrito”iba a ser publicado en un libro de la escuela titulado “Tus palabrascuentan” y recordé que, para esa tarea, mi mamá me regaló uncuento que ella había escrito con uno de sus pacientes, dándomepermiso para editarlo y usarlo como si fuera mío.El siguiente año, en tercero de secundaria, mi profesor de Tallerde lectura y redacción nos propuso a todo el salón quepodíamos participar en un concurso de escritura en vez dehacer las tareas que nos dejaba y como “buena estudiante”,decidí participar en lugar de hacerlas. El concurso se trataba dehacer un cuento histórico, en el que narraríamos una historiacomo si hubiésemos vivido en el temblor del 85; entonces en loque mis demás compañeros hacían la tarea, yo estabaescribiendo mi cuento, hasta que de repente... lo terminé, yahora tenía que hacer la tarea. Por suerte, mi profesor me dejóparticipar en otro concurso, en vez de completar otra tarea,decidí escribir otro cuento, en el que tenía que escribir uncuento corto de máximo 100 palabras, el tema era de lafragilidad de la psique humana. Aquí fue cuando de verdad meempezó a gustar la escritura, porque por fin había entendidotodo lo que se puede transmitir a través de ella.Por otro lado, he de reconocer que siempre me ha costadomucho trabajo expresar mis emociones, sobre todo durante lapandemia, cuando sentía que se me estaba cayendo el mundoencima, percibí cosas que nunca había sentido antes; me dabanataques de ansiedad, comencé a desarrollar depresión y mesentía muy sola aun teniendo a personas a mi alrededor.Después de un buen rato, regresamos a la escuela de formapresencial y un amigo me enseñó lo que él escribía, me contabacosas que no se las había dicho a nadie, me dejaba leer suspoemas, esos escritos para quedarse en sus notas, ahí mellamó la atención el poder expresar sin tener que hablar.60 61Un día no podía más, casi nadie sabía todo lo que pasaba por micabeza; porque, aunque esté teniendo el peor día de mi vida,cuando estoy con otras personas sonrío, parece que estoy feliz.Pero ese día, simplemente ya no podía más. Tenía problemasen casa, en la escuela y conmigo misma, no podía hacerprácticamente nada, no podía avanzar y me sentía estancada; miansiedad y pensamientos no me dejaban en paz y ahí fuecuando pasó... Agarré mi celular y las palabras comenzaron afluir, en el momento no sentí que me estuviera ayudando; alcontrario, comencé a escribir cosas que ni yo sabía que sentía yme di cuenta de que estaba peor de lo que pensaba. Al díasiguiente, no me acordaba ni qué había escrito y fue cuando medi cuenta de que sí me había ayudado escribir mispensamientos.La escritura incluso me ayudó a salir del clóset ya que teníamucho miedo de lo que fuera a pasar y lo que me diría mimamá. Escribí una carta diciendo lo que sentía, se la di ymientras ella lo leía, yo estaba llorando, porque de verdad noencontraba las palabras para decírselo. Al final, no se lo tomócomo me hubiera gustado, pero poco a poco ha estadotrabajando y mejorando en ello.Cada vez iba escribiendo más acerca de mis emociones y mispensamientos, puede ser que a veces no me ayude tanto parasacar todo lo que siento, pero al menos me ayuda acomunicarlo. La historia apenas comienza, la escritura pareceser un mundo enorme, lleno de posibilidades donde el límitesolamente pudiera ser tu imaginación.La escritura se ha convertido en algo casi diario en mi vida.Cada vez me gusta escribir más y más, me gusta escribirlecartas a las personas que quiero, porque siento que a veces loque escribimos puede llegar a decir y expresar mucho más delo que mostramos. Siento que la escritura siempre será algomuy importante en nuestras vidas, porque aún que no te gustesiempre terminamos haciéndolo, ya sea para un trabajo o paradecir algo que no sabemos expresar.
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